Generación del 900
El concepto de “Generación”, en literatura tiene
distintos criterios que deben ser tenidos en cuenta para definir este concepto.
Todos ellos actúan conjuntamente, sin ser de ninguna manera excluyentes. Ante
todo existe un criterio cronológico que en general toma en cuenta la fecha de
nacimiento o la de la primera edición de las obras más representativas. Para
algunos, el período histórico que abarcan
los nacimientos es de 30 años, otros los reducen a 20. Para dilucidar
esta cuestión, se debe tener en cuenta el factor social. Esto significa que los
integrantes de una generación literaria deben compartir una herencia, o sea,
pertenecer a una misma nación, pueblo o tradición, lo que hace posible una
educación más o menos coincidente; el trato personal entre sus integrantes; la
adopción muchas veces, aunque no siempre, de un guía literario; la polémica
entre ellos y la comunidad de vivencias provocadas por hechos externos (guerras,
cambios institucionales, etc.), atendiendo también a sus actitudes frente a
esos cambios. Para Ortega y Gasset, la generación literaria es una “elite o
minoría intelectual de la que están excluidos los que no son productores en el
terreno cultural (literario), así como los que producen aisladamente”.
Quiroga formó parte de la
generación del 900 (grupo de escritores uruguayos que publican sus obras entre
1895 y 1925) al igual que José Enrique Rodó- ensayista- , Florencio Sánchez-
dramaturgo-, Javier de Viana- narrador-, Carlos Reyles – narrador-, Julio
Herrera y Reissig- poeta-, Delmira Agustini- Poeta-, María Eugenia –Vaz
Ferreira- poeta-, Carlos Vaz Ferreira- filósofo-, etc,.
Dentro de esta generación hubo
dos tendencias bien definidas: por un lado, hay quienes deciden comprometer su
obra con la realidad, para mejorarla a través de la denuncia y la crítica, como
Florencio Sánchez; y por otro, están los escritores que se evaden de ella,
justificando su arte en sí mismo, como Julio Herrera y Reissig. A los primeros
se les llama escritores comprometidos y a los segundos, “torremarfilistas”.
La generación del 900
surge en un contexto histórico – social que se caracteriza por el ascenso de la
clase media t por el liberalismo político. Es la época en que nace el
batllismo, en torno a la figura de José Batlle y Ordoñez. Se pone en marcha el
movimiento estatista o capitalismo de Estado, haciendo de este último el dueño
de las principales empresas del país, que pasan a ser públicas. Es una época de
modernización y bienestar económico.
La literatura alcanza un momento
especial de plenitud. Los autores se reúnen en cenáculos literarios como La
Torre de los Panoramas, liderada por Julios Herrera y Reissig, o El Consistorio
del Gay Saber, integrado por Quiroga entre otros jóvenes salteños. También es
lugar de encuentro el Café Polo Bamba y otro similares. Las revistas adquieren
especial relevancia como medios de expresión y difusión cultural., entre ellas
se destacan: la Revista de Literatura y Ciencias sociales (dirigida por José E. Rodó), La Revista de
Salto (dirigida por Quiroga) y La Revista (de Julio Herrera y Reissig).
Caracteres fundamentales de esta generación:
1-
Todos ellos, más o menos participaron del
modernismo. Unos, como Quiroga sólo en su juventud, otros como julio Herrera y
Reissig, durante toda su producción. Pero en todos se dio el contacto.
2-
Hay dos tendencias opuestas entre los miembros
de la generación: por un lado los que se consideran por encima de todos y se
alejan despreciativamente de la sociedad. Otros, por el contrario, se insertan
y comprometen con el medio en que viven.
3-
No hubo líder o conductor del grupo.
4-
Son autodidactas y no universitarios. Leen
tendencias diversificadas, es decir, leen de todo: Marx, Tolstoi y Víctor Hugo, los
autores del Siglo de Oro español, etc.
5-
Se reúnen en torno a Revistas, Cenáculos y
Cafés.
Los Cenáculos
consisten en una reunión poco numerosa de personas que profesan las mismas
ideas, alrededor de una fuerte personalidad central. Más que por sus aportes a
la literatura, importan por el ambiente que crearon, y la confrontación de
ideas que promovieron. Los más importantes fueron: El Consistorio del Gay(1) Saber; La Torre de los Panoramas.
Los Cafés, el más importante fue El Polo Bamba, que se
ubicaba en la Plaza Independencia, allí tenían lugar intercambio de ideas y
discusiones en torno a diversos y muy variados temas. También fue importante el
Café Moka, y el Café Sarandí, al que asistía Quiroga.
(1) Gai fue usado en
francés por Christian de Troyes por lo menos desde el siglo XII, con el
significado de "feliz, alegre, exultante" y, también,
"divertido". El vocablo entró al inglés como gay, con el mismo
significado, pero hacia el siglo XVII adquirió la connotación de "persona
autoindulgente que solo busca el placer" y, hacia fines del siglo XIX, se
usaba con su denotación actual en los códigos de la comunidad homosexual
norteamericana. En los años sesenta, en la medida en que los homosexuales
empezaron a tornarse más visibles, la palabra trascendió al vocabulario común,
al principio entre comillas, y llegó al español por los años setenta.